Hace muchos años ya, yo vivía en Chiclayo, específicamente en la urbanización Latina, cerca del parque principal al frente de la municipalidad -donde una vez caí y me rompí el brazo izquierdo-. Mamá trabajaba en Epsel, que es como Sedapal en Lima.
Una vez su jefe, el señor Correa, me regaló un cachorrito al cual llamé Wisbone (no sé si yo le puse el nombre, la verdad no creo). Pero tengo recuerdos nublosos de Wisbone, pero lo poco que recuerdo yo –y sin ayuda de mamá- es que lloré cuando se lo llevaron al campo, ni seis meses lo tuve creo. Todo por la culpa del inhumano médico que le dijo a mamá que tenía alergia a no sé qué chucha (polvo creo).
Por suerte ahora tengo a Phillip, un cachorro de 4 meses que ayer tenía diarrea (disque por mi culpa). Mal padre, me dijo mamá ayer. La historia de Phillip empezó antes de tenerlo, supuestamente este cachorrito el resultado de la orgía entre Pekinés, Chitsúmadre y Cocker, o sea, más chusco que la… Luego se dijo que era Pekinés puro (Wisbone era pekinés con chusquito L), pero mamá desmintió esto desde que vio las fotos del cachorrito por Facebook (es cierto, mamá es Mamá 2.0) y obviamente Phillip no tenía nadita de Pekinés, pero en fin, ese día llegué en la noche “de la universidad” y Mariafé me dijo que el perro era un San Bernardo, conclusión a la que llegaron ya que Phillip tiene patas blancas.
Domingo 15 de mayo. Mami Cati llegó trayendo al perro. No había dormido toda la noche. Phillip no la dejó. Desde que lo vimos supimos que no era Pekinés, y ¿San Bernardo? ¿No es gracioso? De Pekinés a San Bernardo.
Era hora de cena. Mamá miró al perro que nos miraba para que le tirásemos comida. Parece un Collie, dijo. ¿Qués sa webaa? El de Lassie. Ah ya.
Si hablamos de pelaje, el de Phillip es igual a un Collie, pero hay una diferencia –o varias- el hocico de Phillip no es muy largo como el de los Collies cachorros. Pero lo cierto es que Phillip ha crecido demasiado desde que llegó y que no le gusta la comida de perros.
Sea cual sea la raza de Phillip, nos trajo muchísima felicidad, y muchísimas heces y pichis al principio. Phillip se ha convertido en el más buscado por las señoras ya viejitas que ven un chisito quemado en su jardín, también es el consentido de la residencial, todos los niños se les acerca. ¡Mira el cachorrito! ¡Qué lindo!
¿Qué raza es?, me preguntó una señora… No sé.
Gracias a Phillip ahora se de la existencia de muchos perros de la residencial que antes ni siquiera sabía que existían, ni siquiera sabía que habían perros en la residencial. Hace poco mi Mariafé me dijo que a Phillip se gusta la Poodle vecina.
Phillip llenó el vació que me dejó Wisbone hace tiempo. L
Seas de la raza que seas, te queremos Phillip, aunque nunca leerás esto, pero tú sí.
3.24
5/7