Faltaba un minuto para que sean la una de la mañana. Estaba
en mi cama escuchando música con esos audífonos que me costaron ochenta soles
que el señor que La Cachina había reparado (por tercera vez) dos días atrás.
Escuchaba Take Me Away de Lifehouse
como ahora. Un sonido asesino de notificación retumbó mis oídos, pensé que eran
esos impertinentes correos de Groupon o Cuponatic que llegan por esas horas a
mi correo de Gmail y Hotmail, pero no. Era mi amiga Betsy (Hola Betsy) quien me
había escrito por el chat de Facebook. Me dijo que había leído mi blog (un
momento ¿tengo blog?, pensé, sí, tengo blog). “Pones cosas chéveres, me he
cagado de risa, sigue escribiendo”. Aparte de sentir una mezcla de elogio y vergüenza,
rara cosa, me dieron ganas de volver a escribir- “Tienes que seguir
escribiendo”. Ahora cumplo mi promesa. Tengo que decirlo: si no fuera por Betsy
(gracias Betsy) no estuviera haciendo esto otra vez. Luego seguimos chateando
hasta las dos y media. Nos vemos en Guión el jueves Betsy.
Han pasado casi cuatro meses desde mi última publicación, ya
se casó Maju, encontraron a Ciro, capturaron a Artemio, descubrieron que
Antauro tiene un iPhone, mi mamá ya tiene trabajo, yo sigo sin trabajar, Tongo
hizo más covers (con las disculpas
para la palabra cover), el sábado
pasado entré de reversa al estacionamiento del Mercado Central (lo más gracioso
del mundo escuchar a mamá diciendo: ¡qué haces!), ya terminé mi curso de
fotografía (aquí mi trabajo final), ya me subí al metro y apropósito del metro…
Recuerdo esas inauguraciones fantasmas, pero actualicemos: La Biblioteca USIL,
casi lista; el Estadio Nacional, listo; el Metropolitano, ya estaba listo, pero
no es rentable; Teatro Nacional, naranjas; Tren Eléctrico, solo de Villa El Salvador
hasta Grau y por ahora it’s free.
¿Hasta cuándo? “Hasta nuevo aviso joven”, me dijo el señor de la estación
Angamos con una cara no querer que empiecen a cobrar para no empezar a trabajar.
Para los que nos hemos subido al Metropolitano y al Tren, este
último es mejor en todos los aspectos, claro que el primero tiene más
cobertura, ambos son bueno servicios a comparación de las putas combis y buses
ordinarios que circulan por toda Lima. Buses que cuentan con un puto cobrador
que te exige pasaje con una amenazadora mirada y luego no te acepta tu carné de
medio pasaje con excusas como la del combustible, o está vencido, entre las más
conocidas. También cuenta con un puto chofer que alucina NFS de buses, chofer
que tiene paraderos exclusivos para subir gente como media calle, los paraderos
no autorizados, y para bajar gente sólo en paraderos autorizados (bueno, a
veces). También cuenta con un sonido estéreo, con música que en fin a algunos
les gusta, pero a mí ni a muchos que conozco y seguramente tú la detestan.
Hagan como el Metropolitano, sin música mientas disfrutas el sauna. Y por
supuesto, un bus siempre tiene sitio. Veamos ahora las cosas que no tienen los
putos buses. Botiquín de primero auxilios, boletos (porque aparte de pagar de
más no te lo dan), asientos que no sean sillas mecedoras, espacio para poder
bajar, timbre operativo en la puerta trasera (si es que la tiene),
amortiguadores, asientos reservados dignos de alguien que lo necesite, chofer
con brevete, SOAT, entre otras cosas a las que nos hemos podido acostumbrado.
Ya hace tiempo salía de Miraflores y era tarde para ir a mi
casa en el Cercado. Las 12 más o menos. No quería que me pase lo de la vez
pasada. La buena noticia es que hace poco había descubierto que un bus de la
Av. Arequipa me dejaba a 3 cuadras de la
Residencial en la cual vivo. La mala noticia era que la empresa era Orión, una
empresa de transportes con choferes mismos nosotros jugando GTA. El cobrador
era un niño de 10 años aproximadamente, el chofer era aparentemente su padre,
un tío de 35 años o por ahí. A lo largo de más de los 2 años que vengo viviendo
en Lima he visto múltiples faltas de tránsito (incluyendo las mías y las de mi
mamá) en los putos buses de transporte público entre las más comunes: no llevar
cinturón, paraderos no autorizados (creo que ya no es una falta), pasarte el
rojo (ni siquiera cuando recién había cambiado) , quedarse en el crucero peatonal
(detesto, odio, repudio eso y lanzo la mirada al conductor, recoger pasajeros,
literalmente, en medio de una pista. Pero jamás había subido un bus, como ese
día, que me hiciera ver todo eso en un solo viaje y claro, como no se quería
quedar atrás de los demás, me dio un plus, un extra, como esos capítulos en
algunos juegos que sólo los juegas cuando pasas cierta cantidad de puntos. Pues
sí, jamás había visto (ni por dentro ni por fuera) a un bus totalmente lleno de
pasajeros tener la conchudez de desviarse la ruta solo porque el puto chofer
quería echar petróleo, y claro el chico del grifo con gusto lo atiende (como
no, si son 40 soles que va a poner).
A veces no me explico cómo la mayoría de países de Sudamérica
que cuenta con un metro o algo parecido al Metropolitano, tienen ese sistema de
transporte antes del año 2000 y nosotros los tenemos el 2012 y 2010,
respectivamente, he inconclusos todavía. Recién verán cuando empiezan con la
línea 2 del metro que era 95% igual al del Metropolitano 2 que se fue al dos.
También hay que aceptar que nosotros somos los que no
subimos y bajamos en paraderos no autorizados, a media pista, no reclamamos
boleto y en fin, se hace un gran círculo.
La verdad es: el transporte público en Lima es un eme, no
sólo esperemos que mejore en los próximos años, sino también ayudemos a…
PD: quizá haya exagerado un poco en describir a los buses,
hay poquísimos choferes que son dignos de pedirles autógrafo, digamos que… comparándolos
con el resto, son toda una excepción.
PD2: creo que es hora de dejar al Metropolitano circular en
paz. Y los que lo usan, disfruten del sauna.
PD3: al menos comenten algo pe.
3.28 a.m.
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