martes, 13 de marzo de 2012

Mi lápiz estaba en ese bus


Faltaba un minuto para que sean la una de la mañana. Estaba en mi cama escuchando música con esos audífonos que me costaron ochenta soles que el señor que La Cachina había reparado (por tercera vez) dos días atrás. Escuchaba Take Me Away de Lifehouse como ahora. Un sonido asesino de notificación retumbó mis oídos, pensé que eran esos impertinentes correos de Groupon o Cuponatic que llegan por esas horas a mi correo de Gmail y Hotmail, pero no. Era mi amiga Betsy (Hola Betsy) quien me había escrito por el chat de Facebook. Me dijo que había leído mi blog (un momento ¿tengo blog?, pensé, sí, tengo blog). “Pones cosas chéveres, me he cagado de risa, sigue escribiendo”. Aparte de sentir una mezcla de elogio y vergüenza, rara cosa, me dieron ganas de volver a escribir- “Tienes que seguir escribiendo”. Ahora cumplo mi promesa. Tengo que decirlo: si no fuera por Betsy (gracias Betsy) no estuviera haciendo esto otra vez. Luego seguimos chateando hasta las dos y media. Nos vemos en Guión el jueves Betsy.

Han pasado casi cuatro meses desde mi última publicación, ya se casó Maju, encontraron a Ciro, capturaron a Artemio, descubrieron que Antauro tiene un iPhone, mi mamá ya tiene trabajo, yo sigo sin trabajar, Tongo hizo más covers (con las disculpas para la palabra cover), el sábado pasado entré de reversa al estacionamiento del Mercado Central (lo más gracioso del mundo escuchar a mamá diciendo: ¡qué haces!), ya terminé mi curso de fotografía (aquí mi trabajo final), ya me subí al metro y apropósito del metro… Recuerdo esas inauguraciones fantasmas, pero actualicemos: La Biblioteca USIL, casi lista; el Estadio Nacional, listo; el Metropolitano, ya estaba listo, pero no es rentable; Teatro Nacional, naranjas; Tren Eléctrico, solo de Villa El Salvador hasta Grau y por ahora it’s free. ¿Hasta cuándo? “Hasta nuevo aviso joven”, me dijo el señor de la estación Angamos con una cara no querer que empiecen a cobrar para no empezar a trabajar.

Para los que nos hemos subido al Metropolitano y al Tren, este último es mejor en todos los aspectos, claro que el primero tiene más cobertura, ambos son bueno servicios a comparación de las putas combis y buses ordinarios que circulan por toda Lima. Buses que cuentan con un puto cobrador que te exige pasaje con una amenazadora mirada y luego no te acepta tu carné de medio pasaje con excusas como la del combustible, o está vencido, entre las más conocidas. También cuenta con un puto chofer que alucina NFS de buses, chofer que tiene paraderos exclusivos para subir gente como media calle, los paraderos no autorizados, y para bajar gente sólo en paraderos autorizados (bueno, a veces). También cuenta con un sonido estéreo, con música que en fin a algunos les gusta, pero a mí ni a muchos que conozco y seguramente tú la detestan. Hagan como el Metropolitano, sin música mientas disfrutas el sauna. Y por supuesto, un bus siempre tiene sitio. Veamos ahora las cosas que no tienen los putos buses. Botiquín de primero auxilios, boletos (porque aparte de pagar de más no te lo dan), asientos que no sean sillas mecedoras, espacio para poder bajar, timbre operativo en la puerta trasera (si es que la tiene), amortiguadores, asientos reservados dignos de alguien que lo necesite, chofer con brevete, SOAT, entre otras cosas a las que nos hemos podido acostumbrado.

Ya hace tiempo salía de Miraflores y era tarde para ir a mi casa en el Cercado. Las 12 más o menos. No quería que me pase lo de la vez pasada. La buena noticia es que hace poco había descubierto que un bus de la Av. Arequipa  me dejaba a 3 cuadras de la Residencial en la cual vivo. La mala noticia era que la empresa era Orión, una empresa de transportes con choferes mismos nosotros jugando GTA. El cobrador era un niño de 10 años aproximadamente, el chofer era aparentemente su padre, un tío de 35 años o por ahí. A lo largo de más de los 2 años que vengo viviendo en Lima he visto múltiples faltas de tránsito (incluyendo las mías y las de mi mamá) en los putos buses de transporte público entre las más comunes: no llevar cinturón, paraderos no autorizados (creo que ya no es una falta), pasarte el rojo (ni siquiera cuando recién había cambiado) , quedarse en el crucero peatonal (detesto, odio, repudio eso y lanzo la mirada al conductor, recoger pasajeros, literalmente, en medio de una pista. Pero jamás había subido un bus, como ese día, que me hiciera ver todo eso en un solo viaje y claro, como no se quería quedar atrás de los demás, me dio un plus, un extra, como esos capítulos en algunos juegos que sólo los juegas cuando pasas cierta cantidad de puntos. Pues sí, jamás había visto (ni por dentro ni por fuera) a un bus totalmente lleno de pasajeros tener la conchudez de desviarse la ruta solo porque el puto chofer quería echar petróleo, y claro el chico del grifo con gusto lo atiende (como no, si son 40 soles que va a poner).

A veces no me explico cómo la mayoría de países de Sudamérica que cuenta con un metro o algo parecido al Metropolitano, tienen ese sistema de transporte antes del año 2000 y nosotros los tenemos el 2012 y 2010, respectivamente, he inconclusos todavía. Recién verán cuando empiezan con la línea 2 del metro que era 95% igual al del Metropolitano 2 que se fue al dos.

También hay que aceptar que nosotros somos los que no subimos y bajamos en paraderos no autorizados, a media pista, no reclamamos boleto y en fin, se hace un gran círculo.

La verdad es: el transporte público en Lima es un eme, no sólo esperemos que mejore en los próximos años, sino también ayudemos a…

PD: quizá haya exagerado un poco en describir a los buses, hay poquísimos choferes que son dignos de pedirles autógrafo, digamos que… comparándolos con el resto, son toda una excepción.

PD2: creo que es hora de dejar al Metropolitano circular en paz. Y los que lo usan, disfruten del sauna.

PD3: al menos comenten algo pe.

3.28 a.m.

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